
“Un trono es sólo un banco cubierto de terciopelo”
Napoleón Bonaparte
Se veía venir. Este verano volveremos a contar con la inevitable visita de los Rolling Stones, cuya gira hará escala en Madrid, Barcelona, San Sebastián y El Ejido (aquí tienen una prueba los que no se crean que este último municipio es uno de los que tiene mayor renta per capita de Europa).
En conciertos no aptos para pobres (las entradas tienen un módico precio que oscila entre los 65 y 185 euros), los españolitos tendremos un año más la oportunidad de contemplar en directo a los morritos más famosos de la historia del rock. Eso sí, se equivocaron quienes pensaban que las entradas se agotarían en cuestión de minutos. Aunque el ritmo de venta es bueno, hay serias dudas de que los conciertos se llenen como en otras giras.
¿Cuál puede ser la razón? En mi opinión, es muy sencilla: No se puede vivir de rentas eternamente. ¿Cuántas personas habrán escuchado el álbum “A bigger bang”, que en teoría es el motivo de la gira de los Stones? Seguro que pocas. Y llega un momento en que la gente no está dispuesta a pagar precios de ópera (las comparaciones son odiosas, lo sé) para ver otra vez a Mr. Jagger y compañía contoneándose al ritmo de “Satisfaction”.
Situación bastante triste para un grupo que lo ha sido todo en la historia de la música. Pero cuando ya no se van a cumplir los sesenta y se tienen unas patas de gallo como las de la foto, no puede ir uno por el mundo vestido de novio hippie de la chica de “Cuéntame”, ni subirse a cocoteros para hacer la gracia –o para que sirva como excusa de algo peor. Las únicas opciones son una evolución razonable o una retirada a tiempo (no pondré ejemplos para que no se me vea el plumero).
En resumen, parece que el banco del trono de sus Satánicas Majestades empieza a resquebrajarse. Y no parece que pueda arreglarse simplemente cubriéndolo con terciopelo.
Napoleón Bonaparte
Se veía venir. Este verano volveremos a contar con la inevitable visita de los Rolling Stones, cuya gira hará escala en Madrid, Barcelona, San Sebastián y El Ejido (aquí tienen una prueba los que no se crean que este último municipio es uno de los que tiene mayor renta per capita de Europa).
En conciertos no aptos para pobres (las entradas tienen un módico precio que oscila entre los 65 y 185 euros), los españolitos tendremos un año más la oportunidad de contemplar en directo a los morritos más famosos de la historia del rock. Eso sí, se equivocaron quienes pensaban que las entradas se agotarían en cuestión de minutos. Aunque el ritmo de venta es bueno, hay serias dudas de que los conciertos se llenen como en otras giras.
¿Cuál puede ser la razón? En mi opinión, es muy sencilla: No se puede vivir de rentas eternamente. ¿Cuántas personas habrán escuchado el álbum “A bigger bang”, que en teoría es el motivo de la gira de los Stones? Seguro que pocas. Y llega un momento en que la gente no está dispuesta a pagar precios de ópera (las comparaciones son odiosas, lo sé) para ver otra vez a Mr. Jagger y compañía contoneándose al ritmo de “Satisfaction”.
Situación bastante triste para un grupo que lo ha sido todo en la historia de la música. Pero cuando ya no se van a cumplir los sesenta y se tienen unas patas de gallo como las de la foto, no puede ir uno por el mundo vestido de novio hippie de la chica de “Cuéntame”, ni subirse a cocoteros para hacer la gracia –o para que sirva como excusa de algo peor. Las únicas opciones son una evolución razonable o una retirada a tiempo (no pondré ejemplos para que no se me vea el plumero).
En resumen, parece que el banco del trono de sus Satánicas Majestades empieza a resquebrajarse. Y no parece que pueda arreglarse simplemente cubriéndolo con terciopelo.