martes, 27 de marzo de 2007












“There are times when I’ve been feeling something and played a solo that I’ve never been able to repeat”
Brian May

Hace pocos días, un gran guitarrista y mejor amigo me decía: “si te fijas, todos los solos de fulanito se pueden cantar”... Hoy el Pulpo se fija en algunos grandes solos de guitarra, haciendo antes de nada una distinción técnica, sin ánimo de ser recalcitrante: no debe confundirse un solo con un riff de guitarra. El riff es el equivalente moderno al término clásico ostinato, es decir, aquellas partes instrumentales melódicas que habitualmente se repiten en distintos momentos de la canción, formando parte de su “esqueleto” (dos buenos ejemplos son las melodías iniciales de “Smoke on the water” o “Money for nothing”); por el contrario, el solo es una parte de la canción que puede tener que ver o no con la melodía principal, pero que está concebida como independiente. Es ahí donde interviene el virtuosismo y la genialidad individual del guitarrista. La calidad de un solo no se mide por el número de notas pulsadas por segundo, sino por la capacidad del guitarrista de crear una nueva melodía que complemente y enriquezca el resto del tema. Quizá por eso, un solo que “se pueda cantar” es casi sinónimo de un gran solo. A continuación se muestran algunos ejemplos:

1. Highway star (Ritchie Blackmore, Deep Purple): Sencillamente memorable. El maestro Blackmore (en la foto) poniéndonos los pelos como “ejkarpias” con este solo que rebosa energía y feeling en cada milisegundo. Especialmente recomendable es la versión en directo del “Made in Japan” (EMI, 1972).
2. Sultans of swing (Mark Knopfler, Dire Straits): Poco más podemos decir de uno de los solos más aclamados de la historia del pop-rock. Prestidigitación e ilusionismo sin púa.
3. Moonlight shadow (Mike Oldfield): Personalmente, uno de mis favoritos. Mr. Oldfield demuestra que los solos de guitarra no son patrimonio exclusivo del hard rock. Brillante de principio a fin.
4. I want to break free (Brian May, Queen): Este es el “fulanito” del que hablaba mi amigo, con lo que sobran los comentarios.
5. Sweet child o’ mine (Slash, Guns’n’Roses): La época dorada de G’N’R nos regaló este tema en el que un extraordinario riff convive con un no menos genial solo. De esos solos largos que no se hacen largos, especialmente al estar tan bien acompañado por el crescendo del resto de la banda.
6. ‘Til there was you (George Harrison, The Beatles): Crear un buen solo nunca es fácil. Ahora bien, si dicho solo es para una canción cuya melodía es de las mejores que se han escrito jamás, la cosa se complica sobremanera. Pues aquí tenemos a Harrison resolviendo la papeleta sin despeinarse el flequillo.

En el terreno local-sentimental, no puedo dejar de recordar un solo con el que he crecido: la gran combinación guitarra-steel guitar de Andrés Pita y Álvaro Lamas en “Te voy siguiendo”, de Los Limones...

El próximo martes volveré a estar de viaje (esta vez por vacaciones), así que nos vemos después de Semana Santa. Un abrazo, amigos.

martes, 20 de marzo de 2007



Nuevamente los viajes me impiden publicar un Jardín decente, así que volveremos el próximo martes....

Saludos desde Miami (os traeré un autógrafo de Bisbal si lo veo, lo prometo)

lunes, 12 de marzo de 2007



“The great thing about Glasgow is that if there’s a nuclear attack it’ll look exactly the same afterwards”
Billy Connolly

Muchas veces determinados estilos, corrientes musicales o simplemente grupos de bandas se asocian a una ciudad concreta (que automáticamente aumenta su nivel de interés, modernidad o “coolness”, en términos gafapastiles). Todos recordamos a los grupos punk de Londres, los grunge de Seattle o, por hablar de ejemplos más cercanos, la movida madrileña. Pero pensando en estas asociaciones músico-geográficas, ¿por qué nadie se acuerda jamás de Glasgow?

Situada a orillas del río Clyde, la ciudad de Glasgow destaca por ser, ya desde la Revolución Industrial, un centro decisivo para el comercio, la industria y las finanzas del Reino Unido (hasta el señor Botín y sus secuaces han desembarcado en Glasgow recientemente, con la compra de Abbey National).

Sin embargo, uno de los aspectos quizá menos valorados de Glasgow es su contribución al mundo de la música. La lista de glaswegians que nos han hecho disfrutar con sus canciones es interminable; entre los más clásicos destaca el hombre de la guitarra de seda (Mr. Knopfler), o la gran Sharleen Spiteri de Texas (que además canta fenomenal).

Pero no acaba ahí la relación; la variedad de estilos que abarca la música salida es poco menos que sorprendente. ¿Le gusta el pop británico? Le recomiendo a los grandísimos Deacon Blue, o si busca algo más actual, los tremendos Travis(*)
. ¿Que prefiere el rock? Pues nada, ahí tiene a los hermanos Young (AC/DC). ¿Que le tira más el gafapastismo? Podrá entonces elegir entre Primal Scream, Belle and Sebastian o Franz Ferdinand. E incluso si lo suyo es el karaoke, en su próxima cita siempre se podrá marcar algún hit de Jimmy Sommerville y sus Communards……

Vaya desde el Jardín de hoy un recuerdo para esta ciudad que no dejaré de visitar en cuanto tenga la oportunidad. Aunque sea tan horrible como dice Billy Connolly.

En la foto, un detalle del Clyde Auditorium (más conocido como “The Armadillo”), obra del marido de la célebre doctora Ochoa.

(*) Alguien que además de hacer buenas canciones es capaz de marcarse una versión acústica de “Baby one more time” de Britney Spears en pleno festival de Glastonbury merece nuestra admiración incondicional...

martes, 6 de marzo de 2007


Esta semana no hay Jardín del Pulpo por motivos profesionales que han obligado a Rocky a visitar Ginebra (que sepáis que desde la ventana de la habitación donde escribo veo el Mont Blanc; algo es algo). La próxima semana volveremos con más fuerza (espero).


Sólo un apunte rápido: Parece que se confirma que el "Reunion Tour" de The Police pasará por Barcelona el 27 de septiembre. Si de milagro conseguimos entradas, allí estaremos para ver a los genios (un poco más talluditos que en esta foto, desde luego).


Un abrazo