martes, 23 de octubre de 2007


“Dancing is the vertical expression of a horizontal desire”
George Bernard Shaw


Para muchos la música no es música si no está acompañada de algún tipo de danza o baile. Según la RAE, bailar es “ejecutar movimientos acompasados con el cuerpo, brazos y pies”. Acompasados con la música, se entiende, aunque uno se encuentra por el mundo verdaderos maestros de la danza desacompasada, e incluso (lo que ya está al alcance de muy pocos) acompasada con otro compás totalmente distinto al de la canción en cuestión…

Personalmente me encantan todos aquellos temas que poseen esa capacidad casi fantasmagórica de hacer que nuestros pies se despeguen inconscientemente del suelo. Incluso para un bailarín tímido y patoso (el segundo adjetivo explica el primero) como servidor, las canciones que incitan al baile tienen una especie de magia singular.

Eso sí, como en el mundo en que vivimos está todo inventado, existen canciones fabricadas con pack especial de regalo, que incluye baile diseñado ad hoc. Una de las primeras fue la Yenka, cuya antológica contraportada de single (en la foto, gracias al inagotable archivo de The Fool on the Hill) proporcionaba instrucciones precisas para el bailecito. La verdad es que, como todo lo nuevo, tenía su gracia. Ahora bien, los problemas empiezan cuando este tipo de canciones se multiplican con una rapidez superior a la de un Gremlin en una piscina. Y, de acuerdo con el teorema de Racoon, la calidad de un tema es inversamente proporcional a la probabilidad de que tenga baile incorporado. Ahí están los ejemplos: “Saturday night”, “No rompas más mi pobre corazón”, “Aserejé”, etc., etc.

Cierto es que algunos de estos bailes prefabricados tienen su punto de diversión. Incluso algunos intérpretes han creado bailes para la historia, como el gran Travolta (capaz de hacer una comedia de sí mismo en la mítica escena de Pulp Fiction). Pero qué quieren que les diga, hay cosas que no pueden ser. Cuando veo en la tele a esa niñita berreando eso de “antes muerta que sencilla” tengo que reprimirme para no desearle la más absoluta sencillez……

martes, 9 de octubre de 2007




“There is a great correlation between music and images”
Graham Nash

El tiempo vuela. Recuerdo cuando, no hace tantos años, gustaba de curiosear entre los nuevos discos que llegaban a las tiendas de música. Lo de menos era comprar mucho, poco o nada; simplemente la sensación de mirar las portadas aquí y allá, sus fotos y su inconfundible olor a cartón nuevo hacían que la visita mereciese la pena.

Hubo una época en la que a cada gran álbum estaba asociada, casi sin excepción, una gran carátula. ¿Quién no recuerda la imagen de los Beatles cruzando el paso de cebra de Abbey Road? ¿O el plátano pintado por Warhol para la Velvet Underground (desde mi punto de vista una de las portadas más sobrevaloradas de la historia, pero histórica al fin)? ¿O los números convertidos en retratos del Ghost in the Machine de The Police? (en la foto) ¿O incluso –barriendo para casa- el genial jeroglífico con el que Siniestro anunciaba sus Grandes Éxitos (“Gran D – Sexitos”)?

Hoy las carátulas están en peligro de extinción. No hay sitio para ellas en un mundo en el que los títulos de los temas han sido sustituidos por un mero “la nº3”, o en el que con un par de clicks es posible obtener la discografía completa de tu banda favorita, para escucharla sin interrupciones en tu Focus tuneado.

El Jardín de hoy recuerda aquellos tiempos en los que los discos eran, como su nombre aún indica, álbumes. Quién sabe, quizá dentro de unos años algún loco melancólico me ofrecerá una fortuna por mis viejos vinilos y sus fundas de cartón. No creo que acceda al trato.

lunes, 27 de agosto de 2007


¿A que mola?

Pues éste es el destino elegido por el Pulpo para sus merecidas vacaciones (ya veis, hay gente "pa tó"; incluso los que nos vamos de viaje en agosto con bufanda, orejeras y esquijama).
En septiembre volveremos con más rapsodias bohemias.

Un abrazo

martes, 14 de agosto de 2007

“Don’t be afraid to see what you see”
Ronald Reagan

Dentro del mundo de la música, hay pocas cosas que lleven mi sangre a ebullición con mayor rapidez que los músicos reconvertidos en politicuchos. No me refiero a artistas que hayan decidido dedicarse a la profesión política –allá ellos-, sino a los sujetos y sujetas que se piensan que por estar en un escenario delante de miles de personas no sólo tienen derecho a expresar sus convicciones políticas, sino también que los mortales que se encuentran frente al escenario están interesadísimos en dichas convicciones.

De este modo, nos topamos con personajes como Ana Belén y Víctor Manuel (los comunistas más famosos de La Moraleja), Sabina (tan buen letrista como políticamente pesado) y tantos otros (no sigo para evitar el riesgo de que algún lector, en un exceso de talante, me denuncie por fascista). Este tipo de delirios de grandeza política llega a afectar incluso a figuras de la categoría de Bono (U2), reconvertido en demagogo embajador mundial de la pazzzz, la solidaridazzzz y el buen rollito entre civilizaciones.

Sea como fuere, los principios fundamentales de la libertad de expresión permiten a los artistas ser todo lo plomos que deseen en la manifestación de sus ideas políticas. En la mano del público está el hacerles más o menos caso. Ahora bien, esta libertad de expresión termina donde empiezan las leyes.

El pasado fin de semana tuvo lugar en Ferrol el concierto de un grupo cuyas letras hacen clara apología del terrorismo, vitoreando a ETA y afirmando que la organización es “la fuerza del pueblo”. Con independencia de las responsabilidades que tenga que asumir tanto el grupo en cuestión como el ayuntamiento que lo contrató (recordemos que el enaltecimiento del terrorismo es un delito tipificado en nuestro Código Penal), dos cosas fueron las que me causaron más estupor: por un lado, el absoluto silencio de los medios de comunicación locales al respecto (imagino que se les habrá pasado la noticia, dado el tremendo ajetreo informativo que caracteriza al mes de agosto); por otro, el descubrir que son muchas las personas que defienden la actuación del grupo, alegando que debe respetarse la “libertad de expresión”, y asociando cualquier denuncia a las maniobras electoralistas de la “derecha extrema”. Mal vamos si no somos capaces de estar de acuerdo en algo tan elemental.

Vaya desde el Jardín de hoy la más absoluta repulsa hacia los indeseables que utilizan la música para tan indigno –o más bien inadmisible- fin, así como hacia los gobernantes que fomentan estos deplorables espectáculos. El pasado sábado fue un día triste para Ferrol, sin duda.

martes, 7 de agosto de 2007

A pesar de las fechas, el trabajo sigue apretando, así que esta semana el Pulpo no tiene más remedio que hacer pellas (¿peyas?), o "palmar" -que se me enfadan los ferrolanos- a su cita semanal.

Eso sí, no quiero dejar de recordar la visita que el pasado viernes 3 de agosto (gran día) hicieron los grandes Nacha Pop a la playa de Riazor, dentro del Noroeste Pop Rock 2007. Como las comparaciones son odiosas y el tiempo no pasa en balde, os muestro una actuación de sus tiempos mozos, en el mítico festival de Benidorm.

Un abrazo y buenas vacaciones

martes, 31 de julio de 2007

“Quality is never an accident; it is always the result of high intention, sincere effort, intelligent direction and skillful execution”
William A. Foster

Curioso país en el que vivimos. Cuando pensamos que lo hemos visto todo y que nada nos sorprende, va uno y se encuentra con sujetos como el que hoy nos ocupa. Reconozco que cuando descubrí su existencia mi reacción fue de descolocamiento, similar al de muchos guiris ignorantes cuando se dan cuenta de que en Ejpaña hay sitios donde llueve, que mucha gente no duerme la siesta y que hay vida después del Real Madrid.

Rafael Ojeda (Sevilla, 1978), alias “Falete” –hay que reconocer que el apodo es ingenioso, teniendo en cuenta la virilidad del personaje-, debutó en el teatro Lope de Vega de Sevilla con 17 años, como miembro del grupo acompañante de La Chunga. Desde entonces ha ido ganándose el aplauso de público y crítica, creciendo en popularidad hasta convertirse en una de las voces de referencia del flamenco y la copla contemporánea. El lector curioso descubrirá, con una simple wikibúsqueda, que el cantante sevillano ha recorrido escenarios no sólo nacionales, sino plazas del pelo de Nueva York, Chicago o Tokyo. Ahí es nada.

Es cierto que su aspecto produce cierto repelús (un artista cuya pinta es un híbrido entre Rocío Jurado y Piraña de Verano Azul es difícil de ver), y el hecho de que su padrino sea Jesús Quintero –famoso por llevar a su programa a freaks de la más diversa calaña- no da mucha confianza. Pero todo cambia cuando uno le escucha cantar. Hagan la prueba.

En la España flamenca de los cantaores de pelo en pecho, en la de las parejas de toreros y folklóricas, en la del “o semos o no semos”, parece difícil dar cabida a personajes como el de la foto. Pues ahí está, y por algo será. Debe ser que la calidad musical supera a veces todas las barreras.

miércoles, 18 de julio de 2007

El Pulpo vuelve a estar saturado de trabajo en estas fechas prevacacionales, por eso ha faltado a su cita semanal.....

La semana que viene tampoco habrá blog, ya que tenemos un compromiso con nuestros fans de las islas griegas. Adjunto vídeo de uno de los chous del verano pasado.

Un abrazo


martes, 10 de julio de 2007

“The art of simplicity is a puzzle of complexity”
Doug Horton

No he encontrado ninguna relación entre el día de hoy y los Ramones. No se ha publicado ningún disco homenaje, ni se celebra ningún concierto de versiones, ni siquiera es el aniversario de la muerte de Dee Dee por sobredosis. Sin embargo, me apetecía escribir sobre ellos, y como el tiempo apremia –aunque siempre menos que mi jefa-, hoy toca un blog tan rápido como sus canciones.

Hace ya muchos años que descubrí a los Ramones, y aún muchos más que ellos empezaron sus andanzas musicales con conciertos en el legendario CBGB’s neoyorquino. Al principio me sorprendió que un grupo así pudiese llegar a ser una leyenda: malos instrumentistas y canciones extremadamente sencillas, con estructura cuadriculada y ausencia total de solos de guitarra o de cualquier otro instrumento (los propios Ramones reconocían que tuvieron que componer temas lo suficientemente simples como para poder tocarlos). No obstante, con el tiempo uno se da cuenta de su genialidad. En época de auge del rock sinfónico y de guitarristas dando mil notas por segundo, aparecieron estos muchachos con sus chupas de cuero, sus temas de tres acordes en un minuto y medio y, sobre todo, su energía sin límites en el escenario. Y resultó ser lo que la gente estaba esperando.

Nadie entonces podría imaginar una canción cuya letra rezase únicamente “I don’t wanna walk around with / so why do you wanna walk around with me?”. Sin embargo, la simplicidad de sus letras casi nunca estuvo exenta de humor: consiguieron que Sheena la reina de la jungla viajase a NY, bailaron en la playa y se atrevieron, como buenos punks, a atacar temas políticamente incorrectos, como la guerra de Vietnam (tremendas las líneas de su canción “Commando”: “First rule is: the laws of Germany/Second rule is: be nice to mommy/Third rule is: don’t talk to commies/Fourth rule is: eat kosher salamis”).....

Vaya desde el Jardín de hoy un recuerdo para una de las bandas más influyentes de la música moderna. Lo dicho, el tiempo apremia, y como una imagen vale más de mil palabras, os dejo con Joey y los suyos incitándoos a uniros al clan: “Gabba gabba we accept you, we accept you one of us!”

martes, 3 de julio de 2007

“Man as an individual is a genius. But men in the mass form the headless monster, a great, brutish idiot that goes where prodded”
Charles Chaplin

Están ahí, aunque no reparemos en ellas. Esperan pacientes su momento, para hacer nuestra noche menos soportable –o más insoportable, según se mire. Nos referimos a esas canciones odiosas que, por alguna extraña conjunción de los hados, han conseguido convertirse en las favoritas de las masas, las que todo el mundo baila (algunas tienen incluso coreografía propia, fenómeno que abordaremos en su momento), las que provocan la euforia en todo el mundo menos en freaks como el que escribe (a nosotros nos provoca una cara como la del personaje de la foto, que realmente significa “con lo bien que estaría yo en casita viendo la final del campeonato noreuropeo de snooker...”)

Alcanzar la categoría de canción odiosa es menos fácil de lo que parece, ya que de todo tiene que haber en la viña del Señor, y raro es el tema que unos gin tonics estratégicamente echados al coleto no puedan hacer atractivo. Aun así, hay temas que todo lo pueden. Algunas muestras:

- I will survive (Gloria Gaynor): Posiblemente, la número 1 del odio patológico. Es realmente escalofriante como un muy buen tema puede degenerar en un espectáculo de energúmenos moviendo las piernas de un lado para otro al estilo can can. Y lo grave es que lo disfrutan.
- Mr Jones (Counting Crows): No he conocido aún a alguien lo suficientemente freak como para conocer algún fragmento de la letra de este tema que no sea el “sha-la-la-la-la-la”. Resultado: 4 minutos 33 segundos de sufrimiento, mientras uno disimula que se lo pasa como en su vida. Dicho sea de paso, es claramente la peor canción del disco "August and everything after".
- La Bamba (Los Lobos): Rebuscando en mis archivos no he encontrado un tema en español más odioso. Imagino que para individuos e individuas naturales de Ohio o alrededores tiene su gracia, pero lo que es aquí.....
- Medley “You’re the one that I want/Summer nights” (B.S.O. Grease): Gran ejemplo del poder de las canciones odiosas, que consiguen derrotar hasta a mitos como Travolta. Dramático cuando menos.
- No rompas mi corazón (Coyote Dax): Tema especialmente indicado para asistentes a jardines de infancia, adultos con retrasos mentales agudos y concursantes de Gran Hermano. Coreografía propia incluida. Vamos, que no tiene desperdicio.

Y así podríamos seguir indefinidamente, recordando temas que hacen aflorar nuestro instinto asesino..... Lo sé, necesito vacaciones.

P.D. Mis más sinceros agradecimientos a The Fool on the Hill por sus valiosas aportaciones.

martes, 26 de junio de 2007

“No tengo nada que darte. Mis flores perdieron el color del sol, ya no hay nada en mi jarrón, no puedo darte rosas”
Santos Fernández


Curioso el mensaje que me encontré el otro día en mi contestador. Un buen amigo, gran futbolero y mejor persona, me avisaba de que en Radio Marca entrevistaban en ese momento a ¡Los Limones! Mi incredulidad me hizo acudir a la red, para descubrir que el grupo con el que los ferrolanos de mi generación (y alguna otra más) hemos crecido era noticia por cantar el himno del ¡Getafe!, con ocasión de la reciente final de la Copa del Rey.

No daré más detalles de la noticia (los aficionados al escarnio pueden regocijarse visitando este
enlace). Sí diré que no me avergonzó, sino que me produjo una profunda tristeza.

Fue en el Ferrol de los 80 (también hubo años 80 en lugares distintos de Madrid) cuando unos alumnos del colegio Montefaro formaron los primeros “Limones del Caribe” (llamados así por el anuncio del gel “Fa”, primero de la televisión española en el que se veía un desnudo). Su disco “Sube la marea” (GASA, 1989) les lanzó a la fama, que alcanzaría su culmen en los primeros 90 (buenas cifras de ventas, números uno, giras nacionales, actuaciones en la Expo de Sevilla, etc.). A partir de ahí vinieron los cambios en la formación, cuyas razones no vamos a airear en estas líneas, pero que poco a poco fueron dinamitando el grupo y todo lo que le rodeaba, incluyendo, por supuesto, su éxito.

Tras años de pocas noticias, parece que los Limones han vuelto. A pesar de sus momentos más oscuros, han recuperado a alguno de sus componentes originales -también sabemos las razones y tampoco las diremos- y siguen conservando cierto nivel (su último disco incluye hasta una colaboración con el maestro Antonio Vega). Pero los nostálgicos que hemos estado ahí desde el principio sabemos que no es ni será lo mismo. Tendremos que conformarnos con escuchar nuestras viejas grabaciones de “Es mejor”, “Camino de tierra”, “Detrás de tus ojos”, etc. O mirar fotos como la de hoy y pensar ¿Qué fue de ti? ¿Quién ha cambiado?

En la foto, de izquierda a derecha: Pepe Ramos, Andrés Pita, Santos Fernández, Abel López, Rafa Pereira y Álvaro Lamas.

martes, 19 de junio de 2007

“...donde más no cabe un alma allí se mete a darse caña poseído por el ritmo ragatanga”
Manuel Ruiz (letra del tema "Aserejé")


Quienes por motivos profesionales sólo podemos irnos de vacaciones en agosto tenemos irremediablemente que hacer frente a diversas dificultades e incomodidades, como por ejemplo pagar más por nuestros billetes de avión y hoteles, perdernos el único mes en el que uno consigue aparcar en Madrid, no poder visitar el hemisferio sur sin bufanda y orejeras, etc, etc. Pero nada de ello es comparable a la mayor tortura del período estival: la canción del verano.

Según la Wikipedia, “no existe ningún organismo que designe oficialmente las canciones del verano”. Nos ha jodido mayo. A ver quién es el guapo que, salvo que desee morir joven y dejar un bonito cadáver, se atreve a proclamar al mundo “yo soy el que decide la canción que vais a escuchar 239 veces al día durante los próximos 3 meses”.

Repasando la lista de canciones del verano de los últimos cuarenta años, uno se sorprende al encontrar composiciones de calidad musical cuando menos decente (“Un beso y una flor”, “Dama, dama”, “Waterloo”, “Bailando” o “Hijo de la luna”). Este tipo de temas han desaparecido fulminantemente, y últimamente nos encontramos con joyas como “Papi Chulo”, “Obsesión”, “Gasolina” o el mundialista “Opá yo viazé un corrá”.

Muchas de las canciones del verano son y serán el único éxito del grupo que las dio a conocer (más información al respecto
aquí); otras son interpretadas por artistas que parecen nacidos –o creados- para este tipo de menesteres, como Georgie Dann, Raffaella Carrá o los sujetos de la foto (no me he resistido a ponerla después de ver esos impagables esmóquines blancos y ese fondo de estrellitas; concederemos el Freak Award de la semana a quien adivine quiénes son); la mayoría se hinchan a patadas con el diccionario de la RAE (antes de Nek yo no sospechaba lo mucho que podía doler un dolor.....). Sin embargo, con el paso de los años, hay canciones del verano que ganan en gracia, al menos desde el punto de vista del que suscribe. No hay más que recordar hits como “Eva María”, “Te estoy amando locamente”, “Saca el güisqui, Cheli”, “Hay que venir al sur” y tantos otros momentos musicales que siempre consiguen arrancar un bailecito y/o una sonrisa (previa ingesta generosa de espirituosos, eso sí).

Pero hasta que pasen esos años estamos condenados a sufrir. Quién sabe, a lo mejor dentro de unos años nos parece divertísima la canción de los “Micrófonos”. De momento, su videoclip mejora mucho si se le quita el sonido.....

martes, 12 de junio de 2007

“I just want to be able to play and make people feel good with what I do. When you're thinking that way, anything can happen. And, usually, what happens is good”
Mark Knopfler

Al igual que sucede en los negocios, existen algunas bandas en las que uno y uno suman más de dos. Es el caso de Dire Straits.

Fue allá por los setenta cuando los hermanos Mark y David Knopfler decidieron formar su propio grupo, junto con el bajista John Illsley (compañero de piso de David) y el batería profesional Pick Withers. Desde el principio, el carácter de la banda estuvo basado en un cuidado y agradable sonido (Mark Knopfler solía pedir a los gerentes de los pubs donde actuaban que mantuviesen el volumen de la música bajo, para que la audiencia pudiese conversar mientras escuchaba el concierto). Sus comienzos no fueron fáciles, hecho reflejado incluso en el propio nombre del grupo (“dire straits situation” es una expresión coloquial que significa algo así “situación problemática o extrema”).

Todo cambió con la publicación del single “Sultans of Swing” en 1978, que lanzó a la fama al grupo hasta convertirlo, con el paso de los años, en un referente de la música moderna, y a su líder, Mark Knopfler, en una de los guitarristas mundialmente más admirados. Sin embargo, el sonido Dire Straits nunca hubiera sido posible sin la espectacular base rítmica (de las que se ven pocas) formada por la guitarra de David, el bajo de Illsley y la batería de Withers. Si bien los mayores éxitos de la banda llegaron a mediados de los ochenta, con el álbum Brothers in Arms, la magia del grupo se forjó desde mucho antes. Ahora que los mp3 y similares permiten trocear los álbumes a gusto del consumidor, el lector no debería dejar de disfrutar de maravillas como “Wild west end” (Dire Straits, 1978), “Skateaway” (Making movies, 1980). “It never rains” (Love over gold, 1982) o una de mis favoritas, “Lady writer” (Communiqué, 1979), en la que la genialidad de los intérpretes se ve acompañada por la no menos elegante letra de Knopfler (“Just the way that her hair fell down around her face / And I recall my fall from grace / Another time, another place…”)

Cada vez que escucho grupos actuales de los considerados “musicalmente buenos” (Pernice Brothers, Wilco, etc.) me vienen a la mente los hermanos Knopfler. Ya no hay grupos así. Puede que seamos nosotros los que estamos ahora en una “dire straits situation”.

En la foto, Mark y David, Stratocaster y Telecaster en ristre.

martes, 5 de junio de 2007

“A Nacho y a Olvido les cambiaría muchas cosas; les haría más parecidos a mí”
Carlos Berlanga

Hoy hace exactamente cinco años que una larga enfermedad hepática se llevó para siempre al personaje de la foto. Yo me he enterado de casualidad, no he visto ninguna noticia al respecto.

¿Quién es ese hombre? (Dios mío, esto empieza a parecerse a los Gavilanes).... Quizá, a primera vista, al lector le parecerá igual de conocido que Miguel Sebastián antes de ser designado candidato a la alcaldía de Madrid. Pero la cosa cambia si les digo que de su pluma (la de escribir, entiéndase) salió la frase: “tengo los huesos desencajados....” que ¿cuántas veces hemos bailado?

Carlos Berlanga (Madrid, 1959-2002), hijo menor del famoso cineasta, es uno de los personajes fundamentales en el movimiento musical del Madrid de los 80, la denominada Movida. Su carácter introvertido y sus fuertes inquietudes artísticas le convirtieron en el "raro" de la familia, el inadaptado, el que prefería escuchar Discos de David Bowie y Diana Ross mientras sus amigos jugaban al fútbol. Quizá eso le llevó a hacerse amigo inseparable de Nacho Canut (también el “raro” de su familia bien), con quien fundaría Kaka de Luxe, precursor de Los Pegamoides y de Dinarama.

La corta carrera musical de Berlanga produjo éxitos del calibre de “Bailando” (auténtico himno generacional), “Ni tú ni nadie”, “A quién le importa” o “Perlas ensangrentadas”. La calidad musical de sus composiciones le hizo situarse a años luz del resto de bandas de su época (con la excepción de Nacha Pop y pocos más).

Pero él siempre se mantuvo en segundo plano, circunstancia motivada tanto por su timidez natural –siempre le tuvo fobia a los escenarios- como por el carácter arrollador de Olvido Gara (Alaska), vocalista de su grupo. Reservado, nunca apareció como figura central del grupo, limitándose a expresar sus emociones mediante la música y la voz de Alaska. Como ejemplo, mientras muchos músicos de su generación proclamaron abiertamente su homosexualidad sin miedo a recibir porrazos de los grises, Berlanga lo hacía a su manera: Alaska recitaba la letra de “Un hombre de verdad” (Sin dudar / iré a buscar / quiero encontrar / un hombre de verdad / me arrastraré/suplicaré...) mientras pocos sabían que el tema estaba “dedicado” por Berlanga a uno de sus ex novios.....

El Pulpo recuerda hoy a uno de los mejores creadores de la música española, de los que rara vez aparecen. Quizá la vorágine de la Movida ha hecho que su talento nunca haya estado suficientemente valorado. Cinco años después, aún lo echamos de menos.


martes, 29 de mayo de 2007

“When I’m on stage, I’m trying to do one thing: bring people joy”
James Brown

Hay conciertos y conciertos. Desde los más pequeños, en clubs donde la audiencia se preocupa más de las copas y los panchitos –cacahuetes para los no residentes en Madrid- que del guitarrista de turno, hasta los grandes espectáculos que llenan estadios de fútbol o plazas de toros. Yo empecé yendo a todos los que podía, y todos me parecían en algún modo atractivos. Sin embargo, llegó un momento (posiblemente el mismo momento en el que me di cuenta de que en los bares había mucho humo y mucho ruido) en que empecé a verlos de otra manera.

Quizá me volví más exigente (o más raro, según se mire). Pero lo cierto es que, hoy en día, los conciertos que me parecen realmente buenos no son, ni mucho menos, la mayoría. Supongo que no es fácil reunir en un mismo evento calidad sonora, técnica instrumental decente y, sobre todo, capacidad de conexión con el público y habilidad para lograr que los temas en directo enganchen a quien los escucha, con independencia de su complejidad en la versión de estudio. Ahora bien, un gran grupo tiene necesariamente que ser grande en directo.

Mirando atrás, me vienen a la mente grandes citas a las que he tenido la suerte de asistir (no digo los años, pero algo ha llovido desde entonces):

- The Cure (Playa de Riazor, La Coruña): A un lado, el mar; a otro, el magnífico paseo marítimo de Riazor; en el centro, Robert Smith y los suyos haciendo mágica una noche de agosto. ¿Se puede pedir más?
- Ramones (Plaza de Toros, Oviedo): De los pocos conciertos que he visto que han empezado a la hora en punto. Aunque ya algo talludos, los neoyorquinos hicieron saltar a Oviedo con sus clásicos de rock’n’roll sin complejos. Algo tendrían. No es sencillo convertirse en una leyenda con tres acordes mal tocados.
- Morcheeba (La Riviera, Madrid): Finísima sección rítmica y un buen guitarrista (aunque no tanto como él piensa); todo eclipsado por una espectacular Skye.
- Paul McCartney (Estadio de La Peineta, Madrid): No soy objetivo, lo sé. Pero es de lo mejor que he visto y veré nunca.
- Phil Collins (Estadio José Alvalade, Lisboa): Pese al odio que le profesa el gafapastismo mundial, la potencia y calidad en directo de su banda están al alcance de muy pocos.
- Siniestro Total (Playa de Riazor, La Coruña): Es lo que tiene ser un mito. Puede uno mofarse de La Coruña delante de 50.000 coruñeses y recibir risas y aplausos a cambio.

Muchas veces pienso que cada vez me gustan menos los conciertos. Así, como suena. Menos mal que aún hoy sigue habiendo ocasiones felices que me hacen dudar –y mucho- sobre esta afirmación.

martes, 22 de mayo de 2007



“...los mismos antiguos juglares y trovadores escolares que siguen en el mester, los entrañables y nocherniegos universitarios que, desde hace muchos siglos, sucediéndose a sí mismos, recorren rondando el mundo, cultivan los instrumentos populares y practican un género de música entroncada directamente con las albadas medievales o los cantos escolares pobres, testificando así este fenómeno cultural único...”
Emilio de la Cruz y Aguilar


Qué quieren que les diga; a mí las tunas me gustan. Bueno, al fin y al cabo éste es un país libre, ¿no? También hay gente que paga por ver un concierto de Kraftwerk y nadie se ríe de ellos por la calle.

Los predecesores de las actuales tunas son los sopistas, cuyo origen se remonta al medievo, y que se hicieron conocidos por “trovar y tañer instrumentos para haber mantenencia” (la frase les sonará un poco rara; es que es de Alfonso X El Sabio). Desde entonces, los tunos de las distintas facultades y escuelas universitarias recorren las calles de España y del mundo, aún vestidos con sus “grillos” y sus capas cubiertas con cintas (cada una de ellas es, ya se sabe, “un trocito de corazón”).

Sin embargo, la tradición de la tuna en España no es, ni mucho menos, aceptada unánimemente como entrañable. Es cierto que el tuno tiene por definición cierto carácter canalla (quizá es que la necesidad agudiza el ingenio); es cierto que la institución llega a convertirse en una especie de secta cuyos adeptos no parecen reparar en temas tales como el que un tuno de 40 años haciendo un pasacalles está más fuera de lugar que Pepiño Blanco en una conferencia de física cuántica; es cierto que algunos tunos se ganan a pulso la repetición de la sempiterna (a la par que poco original) frase de “tuno bueno, tuno muerto”. Pero en cualquier caso, los sentimentales como yo defendemos el carácter folklórico de la tuna, valiosa difusora de la música de pulso y púa y de un sinfín de temas tradicionales españoles y latinoamericanos, cuyo peligro de extinción aumenta día a día.

En la foto, algunos de los miembros de la Tuna Universitaria Ferrolana, con sus respectivos tunos.


P.D. El blog de hoy va dedicado especialmente al “Abuelo” y a “Parábolas”, dado su inminente cambio de estado civil.....

martes, 8 de mayo de 2007



“¿Será posible que los tiempos que nos ha tocado vivir no nos hayan enseñado a tener una actitud más cautelosa en vez de destruir a las personas de talento?”
Mstislav Rostropovich

Mientras el pasado viernes los madrileños y asimilados nos preparábamos para el largo puente de mayo, una larga enfermedad se llevaba para siempre a uno de los mejores instrumentistas que hemos conocido: Mstislav Leopoldovich Rostropovich.

Nacido en 1927 en Baku (entonces Unión Soviética, ahora Azerbaiyán), Rostropovich inició su formación musical en el Conservatorio de Moscú, bajo la tutela de profesores como Shostakovich o Prokofiev (que más tarde escribirían obras especialmente para él). Desde sus inicios, Rostropovich destacó fundamentalmente por dos aspectos: el primero, por desarrollar una técnica de violonchelo casi extraterreste (como decía el propio maestro, el instrumento era “su voz”), que le hizo obtener prácticamente todos los grandes galardones existentes para jóvenes músicos rusos de su tiempo; el segundo, por mostrar una firme oposición a los distintos atentados del régimen soviético contra la libertad artística.

Esta oposición alcanzó su culmen en 1970, con la carta abierta que Rostropovich dirigió al diario Pravda (a la que pertenece la cita que abre estas líneas), en defensa del escritor Solzhenitsyn. Dicha misiva le valió, entre otras cosas, el ser designado para la motivadora misión de ofrecer una gira de recitales en diversos pueblos perdidos de Siberia.

Visto lo insostenible de la situación, Rostropovich abandonó su Rusia natal, pensando que nunca volvería. Sí lo hizo, no obstante, tras la caída del muro de Berlín, evento que el músico celebró en el propio lugar interpretando una suite de Bach (foto).
Este año nuestra Reina Sofía ya no podrá celebrar su cumpleaños con el tradicional concierto de su amigo Slava. El sonido de su Stradivarius es parte de la historia. Sin embargo, su pérdida no sólo tiene repercusión musical. En tiempos en los que los artistas se convierten día a día en expertos en política internacional (evitaré hablar del caso español para mitigar el riesgo de envenenamiento si, en un descuido, me muerdo la lengua), seguro que echaremos de menos a alguien que sólo criticó a los políticos para defender algo tan simple y tan complicado como la libertad para crear arte y permitir que los demás lo disfruten. Yo, por lo menos.

martes, 24 de abril de 2007



“Un trono es sólo un banco cubierto de terciopelo”
Napoleón Bonaparte


Se veía venir. Este verano volveremos a contar con la inevitable visita de los Rolling Stones, cuya gira hará escala en Madrid, Barcelona, San Sebastián y El Ejido (aquí tienen una prueba los que no se crean que este último municipio es uno de los que tiene mayor renta per capita de Europa).

En conciertos no aptos para pobres (las entradas tienen un módico precio que oscila entre los 65 y 185 euros), los españolitos tendremos un año más la oportunidad de contemplar en directo a los morritos más famosos de la historia del rock. Eso sí, se equivocaron quienes pensaban que las entradas se agotarían en cuestión de minutos. Aunque el ritmo de venta es bueno, hay serias dudas de que los conciertos se llenen como en otras giras.

¿Cuál puede ser la razón? En mi opinión, es muy sencilla: No se puede vivir de rentas eternamente. ¿Cuántas personas habrán escuchado el álbum “A bigger bang”, que en teoría es el motivo de la gira de los Stones? Seguro que pocas. Y llega un momento en que la gente no está dispuesta a pagar precios de ópera (las comparaciones son odiosas, lo sé) para ver otra vez a Mr. Jagger y compañía contoneándose al ritmo de “Satisfaction”.

Situación bastante triste para un grupo que lo ha sido todo en la historia de la música. Pero cuando ya no se van a cumplir los sesenta y se tienen unas patas de gallo como las de la foto, no puede ir uno por el mundo vestido de novio hippie de la chica de “Cuéntame”, ni subirse a cocoteros para hacer la gracia –o para que sirva como excusa de algo peor. Las únicas opciones son una evolución razonable o una retirada a tiempo (no pondré ejemplos para que no se me vea el plumero).

En resumen, parece que el banco del trono de sus Satánicas Majestades empieza a resquebrajarse. Y no parece que pueda arreglarse simplemente cubriéndolo con terciopelo.

martes, 17 de abril de 2007



“Las tardecitas de Buenos Aires tienen ese qué sé yo, ¿viste?”
Horacio Ferrer

Mucho de Buenos Aires es música. Empezando por el inconfundible tono de voz de sus habitantes, la musicalidad está presente de manera constante. A veces en forma esperada (calles, restaurantes, bares) y a veces no tan esperada (como por ejemplo en el fútbol; cualquier visitante novato que acuda a la platea de la Bombonera se verá inevitablemente “arrastrado” a cantar canciones que pocas horas antes desconocía totalmente...).

Ahora bien, si hay un estilo musical que represente a la ciudad porteña, ése es el tango. Originado en la segunda mitad del siglo XIX a orillas del Río de la Plata, como parte de un proceso de mestizaje sin parangón en la historia contemporánea, el tango incorpora desde componentes africanos hasta instrumentos europeos (bandoneón), rezumando sensualidad en todo momento. Siendo como es una de las mayores atracciones turísticas de Buenos Aires, el tango mantiene su capacidad evolutiva y de incorporación de nuevos elementos musicales, lo que, en mi opinión, le permite conservar su frescura y resistir el desgaste turístico.

Hace muy poco tuve la oportunidad de asistir a La Esquina de Homero Manzi, uno de los locales tangueros bonaerenses más conocidos, que pese a su fama aún conserva cierto sabor tradicional. Allí pude apreciar el buen hacer de los bailarines, que siempre manteniendo caras serias (el tango es triste por definición) flotaban literalmente sobre el escenario. Sin embargo, curiosamente, no fue eso lo que más me impresionó. Pese a la espectacularidad del baile, no pude dejar de fijarme en la clásica banda de tango (piano, contrabajo, bandoneón y violín) que acompañaba a los danzantes. Aunando veteranía, juventud y una excepcional técnica (sus credenciales me hicieron comprender mejor este punto), los músicos hicieron suyo el repertorio de grandes clásicos como Troilo o Piazzolla, mostrando unos niveles de virtuosismo y compenetración difíciles de superar.

El viajero “gashego” que visite por primera vez Buenos Aires descubrirá algunas creaciones argentinas sorprendentes -como Super Hijitus o Petete, por ejemplo-, pero no debe dejar de disfrutar las clásicas, como el tango. Sin duda, un espectáculo digno de ver. Y, por supuesto, de escuchar.

martes, 10 de abril de 2007



Ya estoy de vuelta, aunque entre aviones, escalas y jet lag (existe, creedme) no he tenido tiempo de escribir nada.... eso sí, tengo el cajón lleno de ideas para próximos martes.

Mientras pongo mis notas en orden, un rápido recuerdo a la tradicional Semana Santa ferrolana y, por supuesto, a su música. Este ha sido el primer año de mi vida en el que he no se me ha visto en el pino de Amboage, cantando la ya clásica:

"Hoy he vuelto, Madre, a recordar / cuantas cosas dije ante tu altar / y al rezarte puedo comprender / que una madre no se cansa de esperar..."

En la foto, detalle de la imagen de la Santísima Virgen de la Piedad.

martes, 27 de marzo de 2007












“There are times when I’ve been feeling something and played a solo that I’ve never been able to repeat”
Brian May

Hace pocos días, un gran guitarrista y mejor amigo me decía: “si te fijas, todos los solos de fulanito se pueden cantar”... Hoy el Pulpo se fija en algunos grandes solos de guitarra, haciendo antes de nada una distinción técnica, sin ánimo de ser recalcitrante: no debe confundirse un solo con un riff de guitarra. El riff es el equivalente moderno al término clásico ostinato, es decir, aquellas partes instrumentales melódicas que habitualmente se repiten en distintos momentos de la canción, formando parte de su “esqueleto” (dos buenos ejemplos son las melodías iniciales de “Smoke on the water” o “Money for nothing”); por el contrario, el solo es una parte de la canción que puede tener que ver o no con la melodía principal, pero que está concebida como independiente. Es ahí donde interviene el virtuosismo y la genialidad individual del guitarrista. La calidad de un solo no se mide por el número de notas pulsadas por segundo, sino por la capacidad del guitarrista de crear una nueva melodía que complemente y enriquezca el resto del tema. Quizá por eso, un solo que “se pueda cantar” es casi sinónimo de un gran solo. A continuación se muestran algunos ejemplos:

1. Highway star (Ritchie Blackmore, Deep Purple): Sencillamente memorable. El maestro Blackmore (en la foto) poniéndonos los pelos como “ejkarpias” con este solo que rebosa energía y feeling en cada milisegundo. Especialmente recomendable es la versión en directo del “Made in Japan” (EMI, 1972).
2. Sultans of swing (Mark Knopfler, Dire Straits): Poco más podemos decir de uno de los solos más aclamados de la historia del pop-rock. Prestidigitación e ilusionismo sin púa.
3. Moonlight shadow (Mike Oldfield): Personalmente, uno de mis favoritos. Mr. Oldfield demuestra que los solos de guitarra no son patrimonio exclusivo del hard rock. Brillante de principio a fin.
4. I want to break free (Brian May, Queen): Este es el “fulanito” del que hablaba mi amigo, con lo que sobran los comentarios.
5. Sweet child o’ mine (Slash, Guns’n’Roses): La época dorada de G’N’R nos regaló este tema en el que un extraordinario riff convive con un no menos genial solo. De esos solos largos que no se hacen largos, especialmente al estar tan bien acompañado por el crescendo del resto de la banda.
6. ‘Til there was you (George Harrison, The Beatles): Crear un buen solo nunca es fácil. Ahora bien, si dicho solo es para una canción cuya melodía es de las mejores que se han escrito jamás, la cosa se complica sobremanera. Pues aquí tenemos a Harrison resolviendo la papeleta sin despeinarse el flequillo.

En el terreno local-sentimental, no puedo dejar de recordar un solo con el que he crecido: la gran combinación guitarra-steel guitar de Andrés Pita y Álvaro Lamas en “Te voy siguiendo”, de Los Limones...

El próximo martes volveré a estar de viaje (esta vez por vacaciones), así que nos vemos después de Semana Santa. Un abrazo, amigos.

martes, 20 de marzo de 2007



Nuevamente los viajes me impiden publicar un Jardín decente, así que volveremos el próximo martes....

Saludos desde Miami (os traeré un autógrafo de Bisbal si lo veo, lo prometo)

lunes, 12 de marzo de 2007



“The great thing about Glasgow is that if there’s a nuclear attack it’ll look exactly the same afterwards”
Billy Connolly

Muchas veces determinados estilos, corrientes musicales o simplemente grupos de bandas se asocian a una ciudad concreta (que automáticamente aumenta su nivel de interés, modernidad o “coolness”, en términos gafapastiles). Todos recordamos a los grupos punk de Londres, los grunge de Seattle o, por hablar de ejemplos más cercanos, la movida madrileña. Pero pensando en estas asociaciones músico-geográficas, ¿por qué nadie se acuerda jamás de Glasgow?

Situada a orillas del río Clyde, la ciudad de Glasgow destaca por ser, ya desde la Revolución Industrial, un centro decisivo para el comercio, la industria y las finanzas del Reino Unido (hasta el señor Botín y sus secuaces han desembarcado en Glasgow recientemente, con la compra de Abbey National).

Sin embargo, uno de los aspectos quizá menos valorados de Glasgow es su contribución al mundo de la música. La lista de glaswegians que nos han hecho disfrutar con sus canciones es interminable; entre los más clásicos destaca el hombre de la guitarra de seda (Mr. Knopfler), o la gran Sharleen Spiteri de Texas (que además canta fenomenal).

Pero no acaba ahí la relación; la variedad de estilos que abarca la música salida es poco menos que sorprendente. ¿Le gusta el pop británico? Le recomiendo a los grandísimos Deacon Blue, o si busca algo más actual, los tremendos Travis(*)
. ¿Que prefiere el rock? Pues nada, ahí tiene a los hermanos Young (AC/DC). ¿Que le tira más el gafapastismo? Podrá entonces elegir entre Primal Scream, Belle and Sebastian o Franz Ferdinand. E incluso si lo suyo es el karaoke, en su próxima cita siempre se podrá marcar algún hit de Jimmy Sommerville y sus Communards……

Vaya desde el Jardín de hoy un recuerdo para esta ciudad que no dejaré de visitar en cuanto tenga la oportunidad. Aunque sea tan horrible como dice Billy Connolly.

En la foto, un detalle del Clyde Auditorium (más conocido como “The Armadillo”), obra del marido de la célebre doctora Ochoa.

(*) Alguien que además de hacer buenas canciones es capaz de marcarse una versión acústica de “Baby one more time” de Britney Spears en pleno festival de Glastonbury merece nuestra admiración incondicional...

martes, 6 de marzo de 2007


Esta semana no hay Jardín del Pulpo por motivos profesionales que han obligado a Rocky a visitar Ginebra (que sepáis que desde la ventana de la habitación donde escribo veo el Mont Blanc; algo es algo). La próxima semana volveremos con más fuerza (espero).


Sólo un apunte rápido: Parece que se confirma que el "Reunion Tour" de The Police pasará por Barcelona el 27 de septiembre. Si de milagro conseguimos entradas, allí estaremos para ver a los genios (un poco más talluditos que en esta foto, desde luego).


Un abrazo

martes, 27 de febrero de 2007





“There is nothing like singing a song that 20,000 people know and are singing back to you”
Gary Cherone

Seguro que no le falta razón a Mr. Cherone (cantante de Xtreme, grupo altamente recomendable del que algún día hablaremos). Y como todo individuo tiene derecho a sus cinco minutos de gloria y sólo las estrellas tienen la oportunidad de experimentar la magia de cantar grandes éxitos ante una multitud, el resto de los mortales tenemos el karaoke.

Sus inventores japoneses decidieron utilizar este término, formado por la contracción de karano (“vacío”) y okesutora (“orquesta”), para designar a uno de los pasatiempos musicales más populares hoy en día, del cual el que escribe se confiesa devoto practicante.

Para aquellos que -inexplicablemente- no se hayan decidido aún a pisar el escenario karaokero, valgan unos consejos prácticos que seguro harán su experiencia más genuina:

  • Elección del sitio: Fundamental. Huyan de aquellos locales cuya pinta sea mínimamente elegante. El establecimiento elegido debe tener un aspecto híbrido entre un club de alterne y el bar de copas favorito de Torrente (vamos, como un club de alterne). Un aspecto esencial es que sus horarios sean intempestivos (debe abrir necesariamente las noches de los lunes y martes).
  • Videos: Otro aspecto básico. Un karaoke que se precie debe acompañar sus canciones con videos de aspecto casero, cuyo protagonista masculino debe ir inevitablemente enfundado en una cazadora de cuero con cremalleras estilo Chesney Hawkes.
  • Elección de la canción: Lo más importante de todo. Si está decidido a triunfar como Los Pecos (grupo de culto en el karaoke, by the way), asegúrese de lo siguiente:
    - Opte por temas en español: Es esencial para que su enfervorizada audiencia se entregue al máximo cantando con usted. Muy pocos clásicos extranjeros soportan la prueba del karaoke (“New York New York” es uno de ellos).
    - Huya de los éxitos actuales archiconocidos: No hay nada más aburrido para el karaoke que canciones como “Zapatillas”. Para eso ya está 40 TV.
    - Elija una canción difícil de cantar. Sus alaridos y gallos harán las delicias de sus amigos. Para este menester son inmejorables los temas de Nino Bravo (“Libre”, etc.).
    - En caso de duda, apueste por lo seguro. Hay canciones que parecen hechas para el karaoke, como “Juntos”, de Paloma San Basilio, o “Chas y aparezco a tu lado”, de Álex y Christina. Incluso existen artistas que garantizan el éxito en cualquier evento karaokero si se elige cualquiera de sus temas al azar: Miguel Bosé, David Bustamante, Marc Anthony, Ricky Martin, y tantos otros.
    - Si usted es un profesional curtido en mil batallas, podrá pasar al siguiente nivel, interpretando a clásicos de corte flamenco, como Falete o el grandísimo Manzanita. Pero esto ya es para nota.

    Pues hala, a disfrutar. Ya me contarán sus avances. En la foto, el Karaoke Khan de Tokyo, famoso por su aparición en la película “Lost in translation” (sí, la de Scarlett).

martes, 20 de febrero de 2007

“Second Life is the future right now, offering endless possibilities for artists”
Nick Rhodes (Duran Duran)

Nunca he sido un gran internauta. Es más, siendo un amante de la música como soy, me da casi vergüenza confesar que nunca he utilizado el Emule o algún programa similar. No obstante, sí despiertan mi curiosidad ciertas novedades que de cuando en cuando aparecen en el mundo virtual de Internet. Una de ellas es el juego Second Life.

Ideado por el ahora millonario Philip Linden, Second Life (
www.secondlife.com) es una especie de híbrido entre chat y juego de rol; aquí no se trata de conseguir el tesoro o acabar con los malos, sino simplemente de que el personaje (“avatar”) creado por cada jugador “viva” en el mundo Second Life. En él podrá interactuar con otros residentes –el juego tiene una media de 20.000 jugadores diarios-, viajar, cambiar de aspecto, ligar e incluso comprarse una casa (en este mundo virtual existe hasta la especulación inmobiliaria).

Y por supuesto, también hay música en Second Life. Gracias al tratamiento avanzado de los archivos de música que permite la tecnología actual, en Second Life existen clubs de jazz, discotecas e incluso actuaciones en directo de grupos como U2. Sí, han leído bien. Un grupo anónimo de personas ha creado 4 avatares que recrean a los músicos irlandeses, y han sido capaces de montar conciertos ciertamente espectaculares (en la imagen pueden ver al The Edge virtual dándolo todo en uno de ellos; para más información puede consultarse el sitio
www.u2insl.com).

De seguir experimentando el crecimiento actual, Second Life podría convertirse en una nueva plataforma desde la cual los artistas tendrían la capacidad de difundir, comercializar y promocionar su música. Pero qué quieren que les diga, a mí me va más lo de los artistas de carne y hueso. No sé yo si tendrá razón el Sr. Rhodes, pero lo indudable es que, como diría Don Hilarión en la Verbena de la Paloma, “hoy los tiempos adelantan que es una barbaridad”...