
“There are times when I’ve been feeling something and played a solo that I’ve never been able to repeat”
Brian May
Hace pocos días, un gran guitarrista y mejor amigo me decía: “si te fijas, todos los solos de fulanito se pueden cantar”... Hoy el Pulpo se fija en algunos grandes solos de guitarra, haciendo antes de nada una distinción técnica, sin ánimo de ser recalcitrante: no debe confundirse un solo con un riff de guitarra. El riff es el equivalente moderno al término clásico ostinato, es decir, aquellas partes instrumentales melódicas que habitualmente se repiten en distintos momentos de la canción, formando parte de su “esqueleto” (dos buenos ejemplos son las melodías iniciales de “Smoke on the water” o “Money for nothing”); por el contrario, el solo es una parte de la canción que puede tener que ver o no con la melodía principal, pero que está concebida como independiente. Es ahí donde interviene el virtuosismo y la genialidad individual del guitarrista. La calidad de un solo no se mide por el número de notas pulsadas por segundo, sino por la capacidad del guitarrista de crear una nueva melodía que complemente y enriquezca el resto del tema. Quizá por eso, un solo que “se pueda cantar” es casi sinónimo de un gran solo. A continuación se muestran algunos ejemplos:
1. Highway star (Ritchie Blackmore, Deep Purple): Sencillamente memorable. El maestro Blackmore (en la foto) poniéndonos los pelos como “ejkarpias” con este solo que rebosa energía y feeling en cada milisegundo. Especialmente recomendable es la versión en directo del “Made in Japan” (EMI, 1972).
2. Sultans of swing (Mark Knopfler, Dire Straits): Poco más podemos decir de uno de los solos más aclamados de la historia del pop-rock. Prestidigitación e ilusionismo sin púa.
3. Moonlight shadow (Mike Oldfield): Personalmente, uno de mis favoritos. Mr. Oldfield demuestra que los solos de guitarra no son patrimonio exclusivo del hard rock. Brillante de principio a fin.
4. I want to break free (Brian May, Queen): Este es el “fulanito” del que hablaba mi amigo, con lo que sobran los comentarios.
5. Sweet child o’ mine (Slash, Guns’n’Roses): La época dorada de G’N’R nos regaló este tema en el que un extraordinario riff convive con un no menos genial solo. De esos solos largos que no se hacen largos, especialmente al estar tan bien acompañado por el crescendo del resto de la banda.
6. ‘Til there was you (George Harrison, The Beatles): Crear un buen solo nunca es fácil. Ahora bien, si dicho solo es para una canción cuya melodía es de las mejores que se han escrito jamás, la cosa se complica sobremanera. Pues aquí tenemos a Harrison resolviendo la papeleta sin despeinarse el flequillo.
En el terreno local-sentimental, no puedo dejar de recordar un solo con el que he crecido: la gran combinación guitarra-steel guitar de Andrés Pita y Álvaro Lamas en “Te voy siguiendo”, de Los Limones...
El próximo martes volveré a estar de viaje (esta vez por vacaciones), así que nos vemos después de Semana Santa. Un abrazo, amigos.
Brian May
Hace pocos días, un gran guitarrista y mejor amigo me decía: “si te fijas, todos los solos de fulanito se pueden cantar”... Hoy el Pulpo se fija en algunos grandes solos de guitarra, haciendo antes de nada una distinción técnica, sin ánimo de ser recalcitrante: no debe confundirse un solo con un riff de guitarra. El riff es el equivalente moderno al término clásico ostinato, es decir, aquellas partes instrumentales melódicas que habitualmente se repiten en distintos momentos de la canción, formando parte de su “esqueleto” (dos buenos ejemplos son las melodías iniciales de “Smoke on the water” o “Money for nothing”); por el contrario, el solo es una parte de la canción que puede tener que ver o no con la melodía principal, pero que está concebida como independiente. Es ahí donde interviene el virtuosismo y la genialidad individual del guitarrista. La calidad de un solo no se mide por el número de notas pulsadas por segundo, sino por la capacidad del guitarrista de crear una nueva melodía que complemente y enriquezca el resto del tema. Quizá por eso, un solo que “se pueda cantar” es casi sinónimo de un gran solo. A continuación se muestran algunos ejemplos:
1. Highway star (Ritchie Blackmore, Deep Purple): Sencillamente memorable. El maestro Blackmore (en la foto) poniéndonos los pelos como “ejkarpias” con este solo que rebosa energía y feeling en cada milisegundo. Especialmente recomendable es la versión en directo del “Made in Japan” (EMI, 1972).
2. Sultans of swing (Mark Knopfler, Dire Straits): Poco más podemos decir de uno de los solos más aclamados de la historia del pop-rock. Prestidigitación e ilusionismo sin púa.
3. Moonlight shadow (Mike Oldfield): Personalmente, uno de mis favoritos. Mr. Oldfield demuestra que los solos de guitarra no son patrimonio exclusivo del hard rock. Brillante de principio a fin.
4. I want to break free (Brian May, Queen): Este es el “fulanito” del que hablaba mi amigo, con lo que sobran los comentarios.
5. Sweet child o’ mine (Slash, Guns’n’Roses): La época dorada de G’N’R nos regaló este tema en el que un extraordinario riff convive con un no menos genial solo. De esos solos largos que no se hacen largos, especialmente al estar tan bien acompañado por el crescendo del resto de la banda.
6. ‘Til there was you (George Harrison, The Beatles): Crear un buen solo nunca es fácil. Ahora bien, si dicho solo es para una canción cuya melodía es de las mejores que se han escrito jamás, la cosa se complica sobremanera. Pues aquí tenemos a Harrison resolviendo la papeleta sin despeinarse el flequillo.
En el terreno local-sentimental, no puedo dejar de recordar un solo con el que he crecido: la gran combinación guitarra-steel guitar de Andrés Pita y Álvaro Lamas en “Te voy siguiendo”, de Los Limones...
El próximo martes volveré a estar de viaje (esta vez por vacaciones), así que nos vemos después de Semana Santa. Un abrazo, amigos.